Sin Fronteras
Psicológa a la mitad, siempre pensando que las cosas son posibles, un día bebiendo café decidí por fin sembrar mi sueño, al principio pensé que la locura me había alcanzado y tuve mucho miedo a fracasar, las emociones me alcanzaron y las ideas aún no estaban claras. Es divertido pensar e incluso creer que las situaciones te ponen con las personas correctas en el momento preciso. Cuando encontré este espacio, cuando encontré a Sin Fronteras, hallé paz y tranquilidad, de esa que se respira por instancia propia y que la sientes recorriendo la piel, no me quise ir de aquí. Entonces la magia comenzó a suceder y la inspiración se hizo arte, cada dimensión fue cubierta por mi esencia, cada color, cada pintura y decoración no hablan de otra cosa, más que de mí. Todo dejó de ser una fantasía y en Agosto ya tenía frente a mí todo lo que un día había querido junto con sus demonios claro, Pero esto no lo hice sola, tenía que buscar a las personas correctas, personas apasionadas que sintieran amor por lo que hacen, que caminaran conmigo y entonces me topé con personas maravillosas; tuve demasiada suerte porque he vivido tantas experiencias con ellos, son tantas risas acumuladas y tantas historias contadas que hacen de la vida vaya más bonita y llena de colores. No ha sido fácil, ¿Pero qué lo es?. Los temores se abrazaron uno a uno a mí, porque no confiaban en nuestro trabajo, sin embargo me tuve que hacer amiga de la paciencia y traté de encontrar qué era lo que hacía falta para que nos conocieran, para que disfrutarán y experimentaran nuestra comida, y solo sé que dejé de tener miedo de exponer nuestra esencia, pura y única. Algunos se preguntarán porque se llama Sin Fronteras, bueno; si algo he aprendido en la vida es que los límites los escribes tú, entonces al venir aquí no tropiezas con los límites de una cocina tradicional sino que encuentras artistas creando y reinventado cada día, intentando que cada visita sea una experiencia nueva, que sean parte de nuestra familia y que disfruten del tiempo aquí. He de confesar que me enamoré de este proyecto, me enamoré de los sabores desconocidos, me enamoré de México y de sus tradiciones tanto que entrego mi máximo todos los días, cuidando cada detalle disfruto compartir mis emociones con ustedes nuestros invitados y con mis niños, agradezco la oportunidad que nos dan cada día de conquistar su corazón y el estomago. Citaré esta vez a Frida Kahlo para poder describir lo que soy en Sin Fronteras : “Pies para que los quiero, sí tengo alas para volar” y no sé si a esto se le puede llamar felicidad , pero si no es así es lo más parecido y cerca que puedo estar de ella y todo gracias a todos ustedes.
